Nutrición

¿Los Carbohidratos Engordan y son Malos para la Salud?

Existen tres macronutrientes que deberían ser la base de nuestra alimentación: las grasas, las proteínas y los carbohidratos. Los tres son fundamentales para un buen funcionamiento del organismo, sin embargo, muchos creen que los hidratos de carbono son malos para la salud porque nos hacen engordar.

Para saber si en realidad son los villanos de esta historia es importante conocer la opinión de los expertos. Por ejemplo, la nutricionista Sonia Peinado deja muy claro cuál es su importancia. «Básicamente, son moléculas de azúcar que nuestro cuerpo es capaz de descomponer y que pueden usarse de forma inmediata para el mantenimiento de células, órganos y tejidos; o en el hígado y en los músculos para su uso posterior. Su principal función es la de proporcionarnos energía».

La española agrega que «ningún alimento o nutriente que lo componga engorda por sí mismo. Es el equilibrio entre la energía que entra en nuestro cuerpo y la que sale lo que nos puede hacer acumular grasa corporal. Aun así, son muchas las variables las que están implicadas en la regulación de nuestro peso corporal y en gran parte no están bajo control».

Por tanto, Sonia defiende que culpar del aumento de peso a un nutriente, como los carbohidratos, carece de sentido. «No hay pruebas suficientes para sacar conclusiones sobre si los carbohidratos en su forma de azúcar tiene o no implicaciones en el peso corporal, a excepción del consumo de refrescos en niños y adolescentes», explicó.

¿Hay carbohidratos malos y carbohidratos buenos?

Para comprender mejor cómo actúan los hidratos de carbono en nuestro cuerpo, debemos tener en cuenta que no se trata de un nutriente único y homogéneo, sino que se divide en dos tipos: los simples y los complejos. Los primeros son los azúcares, los que se se presentan en su forma más básica.

«Van a constituir la forma más rápida para obtener energía, aunque su nivel nutritivo es menor, por lo que se recomienda consumir en pequeñas cantidades. Podemos encontrarlos en dulces, postres, procesados y refrescos, así como de forma natural en frutas, verduras y leche», apunta Peinado.

Por su parte, los complejos son moléculas formadas de muchos azúcares y podemos dividirlos en almidones y fibra. Su absorción es más lenta y la energía que aportan es gradual. Así, nos sacian más y retrasan la sensación de hambre, además de ayudarnos a controlar los niveles de azúcar en sangre.

«Son mucho más ricos en fibra, vitaminas y minerales, con lo cual se recomiendan mucho más. Los tenemos en hortalizas, cereales integrales, legumbres y verduras», expresa la experta. Los carbohidratos complejos, y los que se acompañan de fibra, sacian durante más tiempo debido a que mantienen los niveles de azúcar en sangre por encima de mínimos durante más tiempo que los simples.

«Este es uno de los motivos por los que se aconseja que en cada comida principal se aporten hidratos complejos. Se evitan así picos de glucemia y, por tanto, tener hambre antes», explica Sonia. El hecho de que los carbohidratos complejos nos llenen durante más tiempo evita la necesidad de picar y facilita la regulación del ciclo hambre y saciedad.

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