Una de las enfermedades más persistentes y preocupantes en los países desarrollados es el sobrepeso, que no es otra cosa que el exceso de grasa en nuestro cuerpo. Porque, como ya lo hemos mencionado anteriormente, adelgazar significa perder grasa acumulada. Si una persona te dice que está adelgazando a base de perder líquidos o masa muscular, convéncela que vaya de inmediato a visitar a un médico o que reclame el dinero a quien le haya vendido esa absurda idea.

Aún así, se han visto casos de profesionales de la medicina que afirman que si quieres adelgazar no debes hacer deporte. No hagas caso. Porque si dejas de moverte perderás peso, pero al precio de que el músculo (que pesa más que la grasa) se atrofie y su lugar sea ocupado precisamente por la grasa. Es decir, que adelgazas en la báscula pero engordas en porcentaje de grasa.

Tampoco te fíes de esos productos que te prometen que vas a perder dos kilos en una semana. Si tomas diuréticos puedes perder hasta dos litros de agua, pero no de grasa, pues estas tienen un tiempo de adelgazamiento: cada kilo de grasa contiene 9.000 kilocalorías, y un ser humano medio consume unas 2.000 kilocalorías al día. Resulta, pues, imposible perder dos kilos en una semana. Ningún cambio rápido en tu cuerpo tiene posibilidad alguna de perdurar. Si pierdes mucho peso en poco tiempo no será porque has quemado las grasas. Tan sólo habrás eliminado líquidos y poco más.

😲 El efecto Yoyó

Se trata de uno de los agentes que causan el sobrepeso y la obesidad. El efecto yoyó consiste en una pérdida rápida de peso por desnutrición. Esto conlleva una pérdida importante de masa magra, es decir, de músculo. Como hemos perdido masa muscular, que es la encargada de quemar kilocalorías, ahora quemaremos menos kilocalorías. Pero cuando volvamos a comer como hacíamos al principio, acumularemos más grasa. Aunque no recuperaremos músculo, y por eso estaremos mucho peor que antes de haber iniciado el proceso. Por esto, te recomiendo que no adelgaces nunca con dietas muy estrictas.