Antes de abordar el tema, es necesario analizar los conceptos de rehabilitación y cultura física terapéutica. La rehabilitación es la utilización de todos los métodos que permitan lograr la curación completa del enfermo, su preparación para el trabajo y su lugar en la sociedad.

Estos métodos pueden ser medicinales, psicológicos, fisioterapéuticos, laboral, terapia, cultura física terapéutica, factores naturales y otros.

La cultura física es la aplicación de ejercicios físicos con objetivos profilácticos y medicinales para logra un rápido y completo restablecimiento de la salud, de la capacidad de trabajo y de la prevención de las consecuencias de los procesos patológicos.

Si bien es cierto, que la mayoría de los especialistas recomiendan ejercicios aeróbicos como caminatas, trotes, etc., para enfermos sedentarios, trastornos del SNC, deficiencia cardiorrespiratoria, etc., pueden realizarse, además, en dependencia de las características del paciente ejercicios anaeróbicos.

Ha renacido en los últimos años el interés por los ejercicios de gran contenido anaerobio, basados fundamentalmente en sesiones con pesas, estos programas cuando son bien conducidos y se asocian a ejercicios aeróbicos, también tienen su lugar en la cultura física.

Los ejercicios con sobrecargas utilizados con fines terapéuticos influyen en el grado de reacción de todo el organismo, e incorporan a la reacción general los mecanismos que participan en el proceso patológico. Ellos contemplan la participación consciente y activa de los ejercicios físicos por parte de los enfermos.

En la actualidad son muchos los hospitales, clínicas y centros deportivos donde los especialistas en terapia física y rehabilitación recomiendan la utilización de las sobrecargas en el restablecimiento de las funciones orgánicas del individuo.

Acción de los Ejercicios Terapéuticos

Entre los diversos medios de la cultura física, los ejercicios físicos son los que se utilizan con mayor frecuencia en la actividad terapéutica, motivado por la significación biológica que tiene el trabajo muscular en la vida del hombre. Toda la infinita variedad de las manifestaciones externas de la actividad del cerebro se reduce finalmente solo a un fenómeno: el movimiento muscular.

Como se sabe, durante las enfermedades hay alteraciones de la actividad vital del organismo, disminuyendo su adaptabilidad a las condiciones del medio externo reduciendo la posibilidad de ejecutar un trabajo muscular.

Por esta razón se hace necesario guardar un régimen de reposo, que limite por supuesto la actividad motora del enfermo.

El régimen de reposo, además, hace que exista una disminución del consumo de oxígeno y de sustancias alimenticias por el organismo, contribuyendo a un trabajo más económico de los órganos internos y restablece los procesos de inhibición del SNC.

Sin embargo, junto a los aspectos positivos, el régimen de reposo tiene aspectos negativos entre los que se destacan la reducción de los procesos de excitación del SNC, disminución de las posibilidades funcionales del sistema cardiovascular y respiratorio y disminución de las posibilidades de nutrición del organismo.

La fuerza muscular disminuye alrededor del 5% por día cuando el músculo no se contrae y 1 a 1.5% por día durante el proceso en cama. El prolongado reposo en cama tiene efectos negativos sobre varias funciones fisiológicas, entre ellas el metabolismo del calcio de los huesos, la fuerza muscular, la respuesta cardiovascular a la bipedestación y consumo máximo de oxígeno.

Algunos especialistas plantean que un reposo prolongado en cama puede duplicar la excreción urinaria de calcio. Obedece esto no a la falta de ejercicio físico, sino a la ausencia del esfuerzo de los huesos largos para sostener el peso del cuerpo.

Entrenamiento con Sobrecargas

Se ha comprobado que el consumo máximo de oxígeno desciende notablemente después de algunas semanas en cama. A pesar de la aceleración de la frecuencia cardíaca, el volumen minuto sanguíneo disminuye por la reducción del volumen de eyección sistólico.

Por todo lo antes señalado es necesario siempre que sea posible, combinar el reposo con la aplicación de ejercicios físicos, los que correctamente dosificados y en dependencia de las características del enfermo pueden tener una acción favorable.

Considerando los ejercicios con sobrecargas como uno de los medios eficaces en la rehabilitación, estos pueden emplearse en diferentes partes del cuerpo ejecutándose desde determinadas posiciones y variando la magnitud de la carga en dependencia de las posibilidades de los pacientes.

Además, permiten prever la dirección, velocidad, amplitud de los diferentes movimientos y restablecer y desarrollar las capacidades motrices condicionales y coordinativas afectadas.

Las sobrecargas ejercen una acción fortalecedora y local, mejoran la circulación sanguínea y aceleran el metabolismo sin efectos negativos, contribuyen al fortalecimiento de los tejidos musculares y estimulan el proceso de cicatrización en los tejidos, ejercen, además, una influencia considerable sobre los sistemas cardiovascular y respiratorio.

Estos ejercicios pueden realizarse con mancuernas, halteras, palanquetas, dumbels, resortes o equipos múltiples, en el tratamiento de determinados enfermos con aplicación de forma asistidos, activos y resistidos.

Los ejercicios con sobrecargas en función de la acción terapéutica se subdividen atendiendo a las diferentes regiones musculares del sistema anatómico del hombre en:

– Brazos y cintura escapular: cuello, hombros, brazos.
– Tronco: espectores, espalda y abdomen.
– Piernas: muslo, pierna y pie.