Arranquemos por dejar claro que la mejor edad para empezar a cuidarte es la que tienes ahora. Desde el mismo momento en que te empieces a cuidar vas a disfrutar el doble de tu vida. ¿Piensas que exagero? Pues más bien diría que me quedo corto. ¡Vas a disfrutar el triple! Y más aún cuanto mayor seas. Y es que de jóvenes todos estamos más o menos bien, ya que en circunstancias normales los órganos no fallan por más que los maltratemos. Pero, con el tiempo, la cosa cambia. Por eso, a más edad, más motivos tenemos para cuidarnos.

En los gimnasios se nota que cada vez hay más actividades dirigidas a sectores de población de edades más avanzadas. Hay que ir abonando la idea de que el deporte es cosa de jóvenes. Lo cierto es que hay que empezar a cuidarse cuanto antes. Si lo haces cuando empiezas a notar los primeros achaques, será demasiado tarde. Aunque el ejemplo del carro sea un tópico, es muy válido en este caso.

Si empiezas a cuidar tu coche cuando te dé los primeros problemas, estarás siempre cambiando piezas y de visita al taller. Por el contrario, si lo cuidas desde el principio, con sus revisiones pertinentes, estará estupendo mucho más tiempo. La diferencia es que el carro tiene piezas de repuesto y tú no. Obviamente estamos hablando de una analogía en la que las diferentes partes del auto serían tus órganos, para que lo entiendas de una manera más literal.

Además, es muy motivador cuando ves una foto de hace un año y piensas: «¡vaya, que gordito estaba!». O cuando, a cierta edad, te miras al espejo y ves cómo te vas quitando años de encima. No exagero. La gente se ve mucho más joven cuando se quita kilos de encima. Y ése es uno de los tantos beneficios que conseguirás poniéndote en forma y empezando a cuidarte desde ya. No pierdas más tiempo esperando a que el doctor te diga que tienes que hacer ejercicio para mejorar tu salud. Por último, recuerda que nunca es demasiado pronto, ni demasiado tarde para empezar.