Dicen que debemos corregir a los niños para no tener que castigar a los adultos. Pues esa frase aplica bastante bien cuando se trata de salud. Es mejor enseñar buenos hábitos a nuestros pequeños para evitar que sufran enfermedades graves cuando estén más grandes. Dos de los males de los que los podemos alejar son el sobrepeso y la obesidad.

La obesidad infantil es el exceso de grasa acumulado en un niño o adolescente. En el caso de este sector de la población, la manera de valorar el sobrepeso se mide a través del percentil, según sexo y edad. A partir del percentil 75, hablamos de sobrepeso, y del 95 de obesidad.

La Organización Mundial de la Salud está preocupada por el significativo crecimiento de esta enfermedad en la población menor. «Los motivos de este aumento no están claros, pero parecen relacionados con los cambios en la dieta y el ejercicio físico. En los últimos años, la alimentación de la población infantil es más rica en alimentos procesados y los niños cada vez tienen una vida más sedentaria», comenta el pediatra español Rafael González.

Este aumento de la obesidad y el sobrepeso en los niños está provocando que enfermedades que hasta ahora eran propias de los adultos aparezcan ya en la edad pediátrica. En la etapa infantil ya se presentan comorbilidades asociadas con la obesidad, como déficit de vitamina D, alteración del metabolismo hidrocarbonado, dislipemia, hipertensión arterial, esteatohepatitis no alcohólica y aparición de diabetes tipo 2.

Si esta tendencia se mantiene, este problema afectará notablemente al empeoramiento alarmante de la salud de los niños y posteriormente adultos. Está comprobado que un niño obeso tiene más posibilidades de ser un adulto obeso. Hay que evitar que esto suceda y extremar las medidas a partir de la pre-adolescencia.

¿Cómo evitar el Sobrepeso en los Niños?

Los especialistas consideran que para tratar esta enfermedad es imprescindible un abordaje interdisciplinar. El doctor González afirma que «los profesionales de la salud debemos trabajar de forma coordinada con un equipo de nutricionistas, psicólogos, enfermeras de pediatría, pediatras de atención primaria y endocrinos pediátricos. Lo más adecuado es trabajar desde diferentes áreas como la familia, el colegio, o incluso la sociedad».

Los principales objetivos para abordar este problema son los que se refieren a la adecuada alimentación y a fomentar el ejercicio físico. Lo importante es acostumbrar al niño a que desde muy pequeño coma fruta, verdura, alimentos frescos, que salga, ande, suba escaleras, y pase más tiempo en parques y patios. También los padres deben limitar a sus hijos las actividades con pantallas o sedentarias.

Los colegios juegan un papel importantísimo en el día a día. No puede dedicarse a la actividad física solo dos o tres tramos de tres cuartos de hora escasos a la semana. El ejercicio debería ser diario, además de facilitar las instalaciones escolares para un uso fuera de las horas lectivas.

Y el fin de semana, es responsabilidad familiar realizar actividades que supongan movimiento de cualquier tipo, que resulte placentero y saludable.

Finalmente, los expertos en salud y nutrición infantil aseguran que debemos preocuparnos primero en no comer mal y así comeremos bien. Cambiar los alimentos ultraprocesados y azucarados por cinco porciones al día entre frutas y verduras.