Las bebidas son uno de los enemigos silenciosos para bajar barriga. Todos hablan de la comida y el entrenamiento, pero muy pocos advierten sobre la importancia de beber los líquidos correctos. Las calorías también están presentes en lo que tomamos y en muchos casos resultan ser más perjudiciales.
Consciente de ello, la nutricionista Nuria Pons explica algunas características de las calorías líquidas, en comparación con las sólidas.
1. Las calorías líquidas tienden a ser menos saciantes que las sólidas, lo que significa que aumentan el consumo calórico sin darnos cuenta.
2. La absorción en nuestro sistema digestivo es mucho más rápida que en el caso de las calorías sólidas, lo cual implica que las bebidas que contienen azúcar (ya sea añadido o naturalmente contenido) causan picos rápidos en los niveles de azúcar en sangre, con las consecuencias en el aumento de insulina, inflamación o mayor acumulación de grasa.
3. A nivel de nutrientes, muchas calorías líquidas son además calorías vacías, es decir, no aportan nutrientes significativos a la dieta.
La experta advierte que, para evitar el aumento de grasa abdominal, hay una serie de calorías líquidas que deberíamos limitar en nuestra dieta:
– Refrescos azucarados
– Bebidas alcohólicas
– Zumos comerciales
– Bebidas energéticas
– Bebidas basadas en café con altos niveles calóricos.
«Son calorías vacías, que no aportan ningún nutriente, que en general no nos sacian, pero además provocan el aumento de la glucosa en sangre y por lo tanto el aumento del metabolismo de las grasas que acumulamos en la zona abdominal. En el caso de las famosas bebidas energéticas, además contienen estimulantes que, en exceso, no son adecuados para la salud general”, explica la especialista.
Las bebidas con gas también son malas
Si alguna de estas bebidas nada recomendables tuviera gas, tu barriga podría aumentar aún más. «Las bebidas con gas pueden provocar distensión abdominal y, por lo tanto, hinchazón y malestar. Esto es especialmente importante en las personas que sufren de afecciones digestivas (ERGE, gastritis, etc), en las que las bebidas gaseosas deben estar muy limitadas», subraya Nuria.
Además de un consumo excesivo de calorías por beber o comer demasiado en comparación con lo que gastas, para tener barriga también contribuyen otros malos hábitos:
– Falta de ejercicio: el sedentarismo y la falta de ejercicio reducen el gasto energético y favorecen la acumulación de grasa.
– Falta de sueño: si no duermes lo suficiente, las hormonas que regulan tu apetito pueden desequilibrarse, lo que te lleva a comer en exceso. Así, la falta de sueño puede alterar el equilibrio hormonal, aumentar las ganas de comer y aumentar el riesgo de almacenamiento de grasa.
– A estos factores se pueden sumar otros como un desequilibrio hormonal, es decir, la disminución de hormonas femeninas y masculinas, y el estrés.