Una de las preguntas más frecuentes que se realizan las personas cuando inician un plan de entrenamiento de la fuerza es si el dolor que experimentan es normal, bueno o malo. Bastante común se ha vuelto escuchar en los pasillos del gimnasio y en diferentes foros virtuales que se realicen todo tipo de cuestiones con respecto a este interesante tema del cual tendrás mi opinión en esta ocasión.

Arranquemos por reconocer que muchos son los entrenadores o instructores que equivocadamente se la pasan diciendo a sus clientes que si no duele, no sirve. En esa frase se han escudado durante mucho tiempo para justificar los dolores que se experimentan después de entrenar y que no son tan normales como ellos nos hacen pensar. Lo primero que debemos tener en cuenta es que existen diferentes tipos de dolores y que no todos tienen la misma influencia sobre nuestro cuerpo.

En ese orden de ideas, existe el dolor muscular que a las personas que realizamos un trabajo intenso con las pesas nos gusta sentir el día siguiente y que no es más que el daño que hemos realizado a los tejidos musculares debido a realizar unos ejercicios específicos con una carga mayor a la que habitualmente usamos excesivo. Este tipo de dolor es que verdaderamente sirve para conseguir los objetivos trazados en nuestro plan de entrenamiento.

Sin embargo, no por mucho que te machaques en el gimnasio realizando más ejercicios, más series, más repeticiones, con mucha más carga o durante un mayor periodo de tiempo vas a conseguir un mayor crecimiento muscular aunque sí que notarás un mayor dolor muscular. Esto es porque los niveles de síntesis de proteínas, con los que se producen y regeneran los tejidos musculares sólo pueden ir hasta cierto punto, y por mucho que los sobrepases con entrenamiento más intenso y más largo, que te producirá sin duda más dolor vas a ocasionar un mayor crecimiento.

Por otra parte, no necesariamente el dolor muscular me puede indicar nivel de daño. Se puede realizar un ejercicio concreto con el que se realiza daño a los tejidos musculares pero los receptores del dolor se van acostumbrando a ese daño y entonces el dolor cada vez es menos intenso, y sin embargo el daño ejercido es el mismo que antes. Por tanto no te fíes del dolor para controlar la magnitud del daño muscular.

En fin, ni el dolor muscular nos indica que estamos creciendo muscularmente hablando, ni es necesario que exista dolor para que se produzca crecimiento muscular, teniendo en cuenta que el dolor normalmente es que se ha producido daño muscular en nuestro cuerpo. Así que no busques siempre el dolor en tu entrenamiento. A veces, cuando no duele, también sirve.