El principio de repetición, en gran medida, determina el proceso del entrenamiento deportivo. Todas las diversas tareas para la preparación del deportista se resuelven mediante la repetida realización de ejercicios, acciones y cargas competitivas.

Este principio está basado, en la importante proposición fisiológica, sobre la necesidad de acciones repetidas para la formación de relaciones reflejo-condicionadas. La idea es producir los cambios correspondientes, así como la reorganización y perfeccionamiento de los órganos y sistemas de sus funciones bajo la influencia del entrenamiento.

Solo la repetición garantiza la fijación de los hábitos y conocimientos, la estabilidad de la técnica y los resultados deportivos, y la adquisición de experiencia. Sin ella no puede haber desarrollo y perfeccionamiento en el deporte.

Es necesario que las repeticiones sean óptimas. Esto se logra, en primer lugar, mediante la correcta combinación del trabajo y el descanso, del agotamiento y la recuperación. El alternar racional y adecuadamente el trabajo y el descanso, se encuentra en la base de todo entrenamiento deportivo.

El número de repeticiones de determinados ejercicios o de las cargas de entrenamiento y los intervalos de descanso entre ellos, en grado considerable, dependen de la preparación del deportista, de su edad, tipo de ejercicio, de las condiciones externas y de otros factores.

Naturalmente, el número de repeticiones que realizan los deportistas jóvenes es menor y, el intervalo de descanso entre ellos, mayor, que los efectuados por los atletas desarrollados.

Mientras más fáciles sean los ejercicios, mayores pueden ser las repeticiones y menores los intervalos de descanso. Y viceversa. Mientras más difíciles y complejos sean los ejercicios, menores pueden ser las repeticiones y mayores los intervalos de descanso.

PRECAUCIONES DEL PRINCIPIO DE REPETICIÓN

Los ejercicios realizados continuamente, cuando exigen rapidez, fuerza, agilidad, exactitud de los movimientos y una elevada intensidad no deben ser prolongados, debido a la disminución de la capacidad de trabajo por el agotamiento.

Un corto intervalo de descanso (algunos minutos) que reponga las fuerzas del atleta, posibilita realizar con efectividad el ejercicio una segunda vez; después, una vez realizado el descanso, una tercera, etcétera.

El número de repeticiones de los ejercicios, de las cargas de entrenamiento y los intervalos de descanso entre ellos, se establece sobre la base de las experiencias adquiridas; se precisan con ayuda de datos científicos, del control pedagógico, de la observación del entrenamiento y el autocontrol del deportista.

En la actualidad, cada vez son más los deportistas que utilizan las sesiones diarias de entrenamiento. En este caso, el horario de sesiones en el ciclo semanal se mantiene constante, mientras que se modifica sólo la carga de las sesiones. Esto se refiere a aquellos casos cuando el entrenamiento se realiza dos o tres veces al día. Lo fundamental es realizar las sesiones con fuerzas plenamente restablecidas después del trabajo previo.

Las sesiones con cargas grandes y máximas en ejercicios que exijan considerables fuerzas nerviosas deben realizarse sólo dos o tres veces a la semana. Con este mismo objetivo se alternan los ciclos semanales con diferente carga: después de una semana de cargas considerables se pasa a otra con un entrenamiento más débil.

El principio de repetición dicta la regularidad de las sesiones de entrenamiento durante semanas, meses, años e, incluso, varios años. Además, determina el muy importante papel de la participación del deportista en muchas competencias.