El desarrollo de la fuerza se logra mejor durante el entrenamiento donde se emplean diferentes regímenes de trabajo muscular. En la actualidad esto está reconocido por todos. La aspiración de lograr mejores resultados deportivos estimula el perfeccionamiento de los métodos de entrenamiento.

Hasta la década del 50, en la metodología del entrenamiento dirigido al desarrollo de la fuerza muscular, en lo fundamental se analizaban la frecuencia de los entrenamientos, los intervalos de descanso, la cantidad de ejercicios con la palanqueta y la sucesión de los mismos ante otras. Actualmente, en el ámbito de las cuestiones metodológicas entra también el régimen de la actividad muscular.

El tejido muscular se diferencia por sus característica de orientarse hacia la obtención de cambios de longitud en su estructura.

Los extremos del músculo se hallan insertos en una palanca ósea por medio de un tejido conectivo que continúa más allá del vientre muscular en forma de tendón o de aponeurosis (lámina fibrosa). Cuando un músculo se contrae ejerce una fuerza con la misma intensidad en las dos uniones e intenta tirar de ellos, una hacia otra, tendiendo a aproximarlos.

Ahora bien, es posible que esta aproximación de los extremos, uno hacia el otro, no siempre se cumpla a pesar de las fuerzas del músculo por conseguirlo, debido a que las resistencias externas se lo impiden. Haya o no acortamiento de la fibra muscular, ésta se encuentra efectuando una contracción.

La contracción que logra una aproximación o alejamiento de los extremos de la fibra muscular y, como consecuencia, de desplazamiento en el espacio se denomina Isotónica (del mismo tono o tensión). Por otro lado, la contracción que no logra este desplazamiento en longitud, aunque aumente sus diámetros transversales, se llama Isométrica (de la misma longitud o medida).

Tipos de Contracciones en el Trabajo Muscular

Los movimientos del cuerpo o de sus segmentos pueden ser en dirección opuesta a la fuerza de la gravedad (hacia arriba) o en la dirección de la fuerza de la gravedad (hacia abajo). Los músculos pueden contraerse para dar fuerza al movimiento o bien para ofrecer resistencia y control.

Puede resultar paradójico que el mismo grupo muscular sea el responsable de la acción de subir por una escalera y también de bajarla.

Los músculos proporcionan con su contracción la fuerza necesaria para elevar el cuerpo y permitir un desplazamiento hacia arriba, venciendo la resistencia que ofrece el propio cuerpo. Por otro lado, cuando se baja, los músculos ejercen resistencia a la fuerza de gravedad y se alargan lentamente controlando el movimiento para que la bajada sea gradual.

Sin esta resistencia al trabajo muscular la fuerza de gravedad obligaría a bajar a mayor velocidad.

En el primer caso nos encontramos ante una contracción Concéntrica, porque la tensión generada por el músculo es suficiente para superar la resistencia que es vencida por un acortamiento del grupo muscular. Esta contracción en régimen dinámico motor de la actividad muscular también se le denomina como Miométrico.

En el segundo caso se produce una contracción Excéntrica. Es decir, existe un alargamiento muscular progresivo mientras se controla y gradúa suavemente el movimiento. Esta contracción en régimen dinámico motor resistente también se le denomina Pliométrico o de Cesión.

Finalmente, puede ocurrir que se realice una contracción pero sin que se provoquen modificaciones en la longitud del músculo, que permanece constante. Es decir, nos encontramos ante una contracción Isométrica o Estática.