Los contenidos en educación son el conjunto de formas culturales y de saberes que es necesario aprender y conocer; o, dicho de otra manera, los contenidos son las competencias que un sujeto debe dominar para una cosa concreta, en este caso, para el aprendizaje significativo.

Los contenidos de la educación física son también formas culturales y saberes, la mayoría de ellos consistentes en forma o maneras de proceder; es decir, de saber realizar un amplio repertorio de acciones motrices. La magnitud de los posibles contenidos que hay que trabajar desde la educación física es tal que se hace difícil poder abarcar y llegar a todos desde la institución escolar.

Esta misma idea es extrapolable al bloque de contenidos que hace referencia a las habilidades y destrezas motrices básicas, por tanto, es necesario partir de una serie de consideraciones orientadas a procurar el aprendizaje de los contenidos relevantes de la motricidad.

En primer lugar hemos de diferenciar la variada tipología de los contenidos de la educación física a partir de los criterios siguientes: según su ámbito, según su periodicidad, según la relación con otras áreas y según el grado de definición. En segundo lugar es necesario determinar criterios para su selección, secuenciación y temporalización.

ÁMBITO DE LOS CONTENIDOS

En los diferentes diseños curriculares se establecen los siguientes ámbitos de contenidos: conceptuales, procedimentales y actitudinales.

Los contenidos conceptuales son relativos a hechos, conceptos y sistemas de concepto. Los conceptos designan conjuntos de hechos, objetos o símbolos que tienen ciertas características comunes, y los sistemas de concepto describen relaciones entre los conceptos. Veamos un ejemplo referido a las habilidades y destrezas motrices básicas:

– Hecho: un salto hacia delante con pies juntos.

– Concepto: los saltos horizontales.

– Sistema de Conceptos: las posibilidades de saltar del cuerpo humano.

EJEMPLOS DE CONTENIDOS PARA EL APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO

Los contenidos procedimentales son el conjunto de técnicas, habilidades o estrategias que el alumno debe saber realizar o, dicho de otra forma, conjunto de acciones ordenadas que un alumno debe realizar para alcanzar una meta determinada. Un ejemplo referido a las habilidades y destrezas motrices básicas es el siguiente:

– Lanzar u recibir un balón por parejas.

Los contenidos actitudinales hacen referencia a los valores, que son principios normativos que se concentran en normas, que a su vez son reglas de conducta que se deben respetar. Las actitudes demuestran el respeto a los valores y normas. Veamos un ejemplo de cada uno:

– Un Valor: el compañerismo.

– Una Actitud: la conducta de compartir.

– Una Norma: recoger el material al finalizar la clase.

PERIODICIDAD DE LOS CONTENIDOS

Existen dos tipologías a partir de la distribución temporal de los contenidos; es decir, a su distribución a lo largo de una etapa de escolarización. De esta forma podemos observar que hay toda una serie de contenidos cuya distribución se realiza a lo largo de toda una etapa educativa y otros que, por sus características, se concentran en periodos de tiempo relativamente cortos y determinados.

A los primeros se les denomina contenidos lineales; son aquellos que en una programación van apareciendo a lo largo del aprendizaje significativo. Su tratamiento puede ser idéntico en cada momento que aparecen o en niveles superiores de intensidad, complejidad o dedicación.

Se trata de un tipo de contenido presente siempre en la programación. Un ejemplo de la educación física puede ser la condición física, la cual siempre presente a lo largo de una etapa educativa.

Por otra parte, están los denominados contenidos nucleares; son aquellos cuya programación y enseñanza se realiza en un momento determinado y pueden servir de base para el aprendizaje posterior de otros contenidos.

La estructuración del esquema corporal se refiere a un contenido nuclear, ya que su aprendizaje se produce en un momento determinado de la educación infantil y primaria, y no se vuelve a trabajar de forma intencionada en los ciclos o etapas posteriores.

Otro ejemplo claro lo constituye la voltereta, la cual debería ser enseñada en un momento determinado y no volver a incidir sobre ella; simplemente utilizarla para posteriores aprendizajes.