Lo lúdico está en el origen del baile o la danza, es por naturaleza su ingrediente activo, su componente básico. Lo lúdico hace parte del ser humano en todas las edades.

Sublimando o transcendiendo lo lúdico, el hombre en cada cultura ha creado actividades recreativas (juegos y juguetes) que por ser placenteras, llenan demandas y necesidades de afecto, comunicación, sociabilidad y aprestamientos de toda índole.

El baile, como actividad de gran dosis lúdica y la danza como actividad artística, está atravesada desde su génesis por lo lúdico. Al respecto, bien nos lo plantea Wizinga: «La relación entre danza y juego, no consiste en que aquella tenga algo de este, sino que forma parte de él»; es decir, toda danza y más precisamente el baile, son lúdicos.

La danza (si aceptamos sus diferencias con el baile) tiende a ser menos libre o espontánea, pero por esto no pierde su esencia lúdica.

El juego y el arte, son de las pocas actividades que permiten al hombre ser soberano de sí mismo, ser uno mismo aún jugando a ser otro. Otra cosa es que el niño o el adulto mediante procesos alienantes, hayan sido codificados y no puedan romper sus ataduras ideológicas, conductuales y mentales para poder ser personas más creativas.

La libertad danzaria, se expresa de manera más clara (libre de ataduras, obligaciones y temores) en los tiempos de fiesta comunitaria o de Carnaval; allí se «juega» creativamente por el tiempo que dura la fiesta, a transgredir las normas, convirtiéndose la danza popular en el mecanismo preferido para disparar la catarsis colectiva.

BENEFICIOS DEL BAILE Y LA DANZA

En los carnavales y fiestas comunitarias observadas por nosotros, el baile y la danza son el vehículo predilecto por todos para la expresión de alegría, de contentura, de apertura para compartir con otros estos estados de indecible gozo, deleite o fruición.

El niño siempre está en fiesta, a su modo y por generaciones ha encontrado caminos diseñados para entrar a esta dimensión lúdica.

PRE-ARTE

La lúdica pre-artística, es aquella que apresta o facilita gratamente el acceso de los niños a los fenómenos artísticos de los adultos. Todas las culturas van tejiendo en su desarrollo histórico y dejando para las generaciones siguientes, toda una urdimbre cultural, que se va sedimentando y transformando con las sociedades con el paso del tiempo.

Los juegos y juguetes en los sistemas lúdicos populares, abarcan la plástica, la danza, el teatro, la música la literatura; y cada comunidad genera para los niños subsistemas aproximantes a ellos. Concretamente en la danza del adulto: sus ritmos, núcleos de la expresión corporal, su «sabor» y características regionales; configurando lo que podríamos llamar la Cultura Popular Infantil, que obedece a las circunstancias y contextos étnicos, históricos, sociales, económicos, políticos, etc.

Esto es lo que hemo inferido durante investigaciones de cultura popular en diferentes partes del país. En las grandes ciudades, sucede lo mismo: los sistemas lúdicos se acomodan a las condiciones o realidades que viven sus habitantes.

En la danza, como hecho artístico, lo lúdico puede ser menos perceptible para el espectador; pero aún en la danza más dramática o abstracta, lo lúdico es el elemento activo que anima al danzarín; así él mismo no lo perciba o no figure conscientemente en sus motivaciones.

Lo lúdico -el disfrute- es el espíritu de la danza, como quien dice su esencia; quítesele a la danza lo jugado y tendríamos solo remedo de danza.