Una de las principales excusas que utiliza la gente para no hacer ejercicio es que al final todos moriremos y que es mejor aprovechar el tiempo «pasándola bueno» porque la vida es una sola. Y aunque teóricamente tienen razón, pues el ciclo de la vida está marcado por nacer, crecer, reproducirse y morir, a nivel personal no estoy para nada de acuerdo con este tipo de personas que se escudan en dicha teoría para justificar su pereza y fracaso a la hora de intentar llevar un estilo de vida saludable.

Al igual que como sucede con los ateos, los sedentarios se pasan toda la vida criticando a quienes nos preocupamos por vivir bien y dedicamos algunas horas de nuestro día a esto que tanto gusta. Lo que ellos no saben es que nosotros disfrutamos del gimnasio, de los parques, de los deportes, tanto como ellos lo hacen en sus rumbas, en sus fiestas, con sus vicios nocivos, aferrados a su lema «quien lo vive es quien lo goza». Mientras ellos son felices trasnochando al son del alcohol, nosotros preferimos acostarnos temprano, para recuperar energía y poder madrugar al día siguiente a continuar con nuestra rutina de ejercicios.

Mi intención no es criticarlos a ellos por ser así o preferir la rumba antes que el deporte, lo único que quiero es desmentir esa excusa que se inventaron para desmeritar lo que hacemos asegurando que no vale la pena porque al final todos terminamos metidos en un cajón. Yo tengo muchos conocidos que me tildan de aburrido, viejo, aguafiestas, porque muchas veces he puesto mi pasión por el deporte por encima de alguna farra e incluso de salidas con chicas. Imaginando que quizá a ti te pase lo mismo, a continuación te comparto dos frases que le puedes dedicar a esas personas que aseguran que hacer tanto ejercicio no vale la pena.

«No es lo mismo la buena vida que una vida buena»…
Teniendo claro que los gustos y los placeres son subjetivos, lo que ellos no han entendido es que a nosotros no nos interesa estar en la buena vida, sino llevar una vida buena. Que ellos se queden con sus fiestas, su disfrute, sus trasnochos, su gozadera, porque nosotros seguiremos pagando cover en los gimnasios, bailando al ritmo de la zumba y gozando al son de ese dolor placentero que experimenta nuestro cuerpo cada vez que entrenamos.

«No se puede tener una muerte digna, pero si una digna vida»…
Para finalizar he dejado lo más importante. Si bien es cierto que todos algún día moriremos, también está claro que no todos vivimos igual. Aunque ellos se desgarren las vestiduras asegurando que no tiene sentido perder el tiempo haciendo ejercicio, la realidad es que hay más probabilidades de que ese tipo de personas mueran a más corta edad que quienes llevaron un estilo de vida saludable. Nuestra piel mantiene su juventud por más tiempo, nuestro organismo mantiene su funcionalidad y nuestra imagen siempre será una menor a la de nuestra verdadera edad. Así que si algún te topas con un anti-fitness recuérdale no se trata de morir bien, sino de vivir bien.