Es aconsejable que las diversas tareas que propongamos para el aprendizaje de las habilidades motrices respondan a una concepción que integren los diferentes elementos de las mismas. En especial en los cursos inferiores resulta muy aconsejable que éstas sean sencillas y que se solicite una ejecución global de las mismas.

Hacia los últimos cursos se puede empezar a introducir algunas habilidades realizadas de forma más analítica. También es recomendable que el tipo de práctica sea lo más concentrado posible, para más tarde ir distribuyéndola a medida que aumenta la edad.

La actividad física que le sea propuesta al alumno debe estar enmarcada dentro de los estilos no directivos de conducción de la clase; es decir, intentando evitar la enseñanza por recepción, utilizando ésta solamente cuando sea imprescindible.

Según esta idea, debemos proponer y sugerir actividades que comporten una cierta actividad cognitiva del alumno y que pongan en juego los diferentes mecanismos que intervienen en la realización de una acción motriz. Los mecanismos de percepción, decisión y ejecución deben tener un tratamiento especial en la enseñanza de las habilidades motrices básicas.

Para una enseñanza en la que el alumno se implique en el proceso y desarrolle los mecanismos anteriormente citados y, de forma especial, los de decisión en la realización de la tarea y la habilidad, se recomienda una enseñanza que favorezca la creatividad, la resolución de problemas y el descubrimiento.

En general intentaremos favorecer que el alumno se implique y desarrolle una cierta actividad mental.

El juego es un recurso metodológico eficaz, ya que éste pone al niño en situación de competición consigo mismo y de cooperación con los demás. En los primeros cursos, debemos utilizar tanto juegos libres como codificados, pero éstos han de ser breves, casi sin reglas, motivadores y fáciles.

INTERVENCIÓN DIDÁCTICA EN LAS HABILIDADES MOTRICES

También constituyen un recurso metodológico importante aquellas actividades que se organizan al rededor de las carreras de relevos el trabajo en diferentes recorridos o circuitos y, en general, todos aquellos recursos basados en planteamientos lúdicos de la actividad.

No debemos olvidar que este tipo de contenidos los desarrollaremos principalmente en la etapa de educación primaria y, de forma prioritaria, en el segundo y tercer ciclo de la misma. Esto representa no olvidar el enfoque globalizador que debe darse a esa etapa y, lógicamente, este concepto es extensible al área de educación física.

En el primer ciclo de la enseñanza secundaria primarán más habilidades de cooperación-oposición encaminadas a la iniciación de los deportes de equipo y a partir de formas jugadas, juegos predeportivos y deportes adaptados.

Algunas consideraciones específicas respecto a la intervención didáctica en las habilidades motrices básicas son las siguientes:

– Activación de esquemas de conocimientos anteriores.
– Propiciar una práctica consciente y reflexiva.
– Proceso interno de aprendizaje por parte del alumno:

+ Reflexión / no activismo.
+ Comprensión / no memorización y repetición.
+ Variedad / no repetición.
+ Adaptación / no repetición.
+ Producción / no reproducción.

– Estilos de búsqueda, resolución de problemas, descubrimiento, etc.
– Variabilidad de la práctica.

Por último, es conveniente recordar que, en una metodología fundamentada en la resolución de problemas sólo existe problema motriz cuando el alumno percibe una diferencia entre las demandas surgidas de la tarea y la disponibilidad de sus propios recursos. Esto es fundamental para llevar a cabo un proceso significativo de enseñanza y aprendizaje de la motricidad.