Mantener la motivación en tiempos de crisis es muy difícil. Al igual que tú, el mundo entero está enfrentando uno de los mayores desafíos de la historia. La vida se está encargando de demostrarnos que no es la especie más fuerte, ni la más inteligente la que sobrevive, sino la que mejor se adapta a los cambios.

Si crees que te falta motivación para trabajar y hacer ejercicio en esta cuarentena, lee atentamente esto que te diré a continuación:

Puedes sentirte cansado, pero no debes rendirte. Puedes fallar, pero no debes dejar de intentarlo. Puedes tropezar, pero no debes quedarte tirado en el piso. Puedes caer, pero no debes dejar de levantarte. Puedes pensar que no vale la pena seguir luchando si aún no ves los resultados que deseas, pero no debes dejar de luchar por tus sueños. Puedes creer que no llegarás a la meta, pero no debes quedarte quieto.

Incluso la gente te puede criticar, pero no debes dejar que sus opiniones te afecten. Las personas pueden poner en duda tus capacidades, pero no debes hacer caso a sus palabras.

Deja que hablen de ti, total, tú sabes quién eres, qué haces, y ellos no. Deja que sigan pensando que lo tuyo es suerte, igual, sólo tú sabes cuánto sacrificio te ha costado conseguir lo que tienes. Y cuánto trabajo te ha costado llegar hasta donde estás. Recuerda que los demás son felices destruyendo lo que con tanto esfuerzo has logrado construir. Tú sigue trabajando en silencio y deja que el éxito haga todo el ruido.

Así que evita juntarte con gente negativa, pues siempre tienen un problema para cada solución. Y no le des tanta importancia a lo que piensan, creen y dicen de ti. Mejor piensa en ti y lucha por tus objetivos. Porque si no persigues lo que quieres, nunca lo tendrás. Si no preguntas, la respuesta será siempre no. Y si no das el primer paso, siempre estarás en el mismo lugar.

Entonces sigue intentándolo. Y cuando te quiten las ganas, sigue intentándolo sin ganas. Y cuando te quiten la ilusión, sigue intentándolo sin ilusión. Porque cuando lo consigas, las ganas y la ilusión te dirán: Sabíamos que lo conseguirías. Y volverán para celebrarlo contigo.

Aunque te sientas perdido y sin fuerzas no olvides que cada día puede ser el comienzo de algo maravilloso. No te rindas. No será fácil mantener la motivación a diario, pero valdrá la pena. Sigue corriendo, no dejes que las excusas te alcancen porque la disciplina es el puente entre tus metas y tus logros.

Pero es muy importante que si el plan no funciona, cambies el plan, pero no cambies la meta. Si te cansas, aprende a descansar, pero no renuncies. Y si quieres renunciar, pues entonces es el momento de insistir aún más.

También recuerda que ser fuerte no quiere decir no caer, más bien todo lo contrario. Para ser fuerte debes caer, romperte, hacerte pedazos y sufrir, sufrir en exceso. Y a pesar de todo, levantarte y seguir peleando como nadie. Tampoco tengas miedo al fracaso porque tu mayor error puede convertirse en tu mejor profesor. Y todo lo que necesitas para ser feliz se encuentra al otro lado de tus miedo.

Así que a partir de ahora queda totalmente prohibido levantarte sin ilusiones. Pregúntate al despertar si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana. Y muévete. Porque la diferencia entre donde estuviste ayer y donde estarás mañana es lo que hagas hoy. Puedes esperar y cosas buenas te llegarán, pero para conseguir las mejores tendrás que ir por ellas.