Una de las discusiones sin fin en el mundo del fitness es la de cuál es la mejor hora para entrenar. Mucho se ha dicho al respecto, pero aún no hay verdad absoluta sobre si es mejor hacer ejercicio en la mañana, en la tarde o en la noche.

Los que entrenan en la mañana aseguran que es mejor porque tienen más energía; los que van al gimnasio por la tarde dicen que hay que aprovechar el calor para sudar más y ‘quemar más grasa’; y los que se ejercitan en la noche creen que irse cansados a la cama les permite dormir mejor.

Probablemente todos tengan razón. Cada persona es diferente y ese es el factor más importante para poder resolver el dilema. Así lo ratificó Luis Banfonte, secretario general de la Federación Española de Medicina Deportiva, en una entrevista concedida al diario ‘BBC’. El doctor dio sus razones y nosotros nos basaremos en ellas para profundizar en el tema.

«Va en relación con las fases de luz y oscuridad, con las estaciones del año y con las características de cada persona. No se puede extrapolar de forma general ya que es individual», explicó el especialista.

El ritmo circadiano, que es una de las variables que va a determinar cuándo una persona se siente mejor para salir a hacer ejercicio, marca el funcionamiento de cada individuo y su capacidad de desempeñar diversas actividades en un momento del día.

Este ritmo biológico influye en la presión de la sangre, la temperatura corporal, el nivel de hormonas y la frecuencia cardiaca, elementos que influyen en la predisposición del cuerpo para hacer ejercicio. En lo que si se puede generalizar es los beneficios que brinda la actividad física en cada momento del día.

BENEFICIOS DE HACER EJERCICIO EN LA MAÑANA

El doctor Luis explicó que «desde el punto de vista metabólico y fisiológico, como para tener un control del peso, es recomendable hacer ejercicio físico alejado de las horas de la comidas. El mejor momento en ese sentido es a primera hora de la mañana».

La actividad por la mañana también favorece a las personas a establecer una rutina y ser consistentes para hacer ejercicio con regularidad; así evitan de esta manera que surjan compromisos u obligaciones durante el día que releguen a los ejercicios en la lista de prioridades.

«Si uno hace ejercicios que requieren movilidad, como correr o montar bicicleta, se incrementan algunas hormonas o algunos neurotransmisores como las endorfinas que hacen que uno se sienta mejor, que esté con más vitalidad y más animado», agregó Banfonte.

Por tanto se afronta el día mucho mejor, no sólo desde el punto de vista psicológico sino también fisiológico. En detrimento de los ejercicios matutinos está la baja temperatura corporal que registra el organismo, lo que aumenta el riesgo de lesiones y reduce la eficiencia de los ejercicios.

BENEFICIOS DE ENTRENAR EN LA NOCHE

Lo que para el ejercicio en la mañana es un hándicap, para la tarde o principio de la noche es una ventaja. A esta hora la temperatura corporal y los niveles de hormonas alcanzan un nivel máximo, por lo que físicamente nuestro organismo se encuentra en el mejor momento para practicar deporte.



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Esto permite que se pueda exigir más al cuerpo logrando mejores resultados tanto en resistencia como en masa muscular, según concluyó un estudio del Centro de Investigación Clínica de la Universidad de Chicago.

Los riesgos de lesiones también se reducen y el cuerpo responde positivamente tras estar activo durante varias horas.

«Hay personas que de forma natural se levantan muy bien por la mañana, están muy activos y que se va a dormir muy pronto. Hay otras personas que les cuesta activarse y que por las noches no encuentra el camino de irse a dormir. Soy del segundo tipo, me cuesta mucho hacer ejercicio a primera hora», reconoció el experto.

Sin embargo, el doctor Banfonte advirtió que «a última hora de la noche, a partir de las nueve o diez, tampoco sería muy recomendable hacer ejercicio; sobre todo de alta intensidad, porque puede afectar al ritmo del sueño y retrasar la necesidad de dormir. Esto haría que al otro día se esté más cansado y fatigado».

En conclusión, la única certeza médica y científica que existe al respecto es que lo importante es hacer ejercicio de forma constante. No interesa mucho si es por la mañana o por la noche, pues cada momento del día tiene sus ventajas y dependiendo de cada quien rendimos mejor en una jornada u otro.