El fitness es un fenómeno que suele pasar sobre todo cuando acaba un año y empieza otro. Mucha gente se promete entonces cambiar sus hábitos de vida a mejor y ponerse en forma. Y va tan en serio, que incluso se inscriben en un gimnasio. Quién sabe, a lo mejor ha sido éste también tu caso o conoces gente, ya sean amigos o familiares, que han obrado así. Consciente de ello, a continuación te quiero ofrecer 3 claves que te permitirán iniciar y llevar una vida fitness.

1. Sin Cambios Bruscos

Mucha gente que pretende ponerse en forma se obstina en cambiar casi todos sus malos hábitos de vida de golpe, de un día para otro, por aquellos típicos de un deportista de alto rendimiento. No lo hagas, es un error que te condiciona desde el principio; si te impones un listón muy alto no podrás mantenerlo y, más pronto que tarde, acabarán abandonando cualquier tentativa de llevar una vida sana.

Piensa que ni siquiera los deportistas de élite empiezan a tope el primer día de entrenamiento tras la vuelta de sus vacaciones. Lo hacen poco a poco, de modo que su cuerpo se vaya acostumbrando de nuevo al trabajo y al esfuerzo. La clave es que empieces poco a poco a cambiar tus viejo hábitos. Ésa es la única garantía de mejorar. De lo contrario, fracasarás en tu intento por ser fitness.

2. Sin Prisa Por Los Resultados

Los resultados son el motivo principal por el que decidimos embarcarnos en una vida de actividad física y alimentación sana. La mayoría de veces lo que se persiguen son sólo los resultados estéticos (por ejemplo, perder esos michelines que tanto afectan la figura), mientras que en otras es cuestión de salud la que nos guía (como ganar resistencia y capacidad cardiorrespiratoria). Tú eres sin duda el que mejor sabe la razón concreta por la que te has animado a llevar una vida fitness.

Sea cual sea el resultado que esperes de este proceso, te recomiendo que no te impacientes. El cuerpo se adapta en forma y rendimiento a las necesidades de cada individuo, pero tiene su ritmo. Si eres constante e incorporas el ejercicio a tu vida cotidiana, ese cuerpo va a acabar por transformarse tanto por dentro como por fuera. Para que el cuerpo te haga caso, ese trabajo debe ser una cuestión del día a día, y no de un momento de inspiración pasajero.

3. Con Actividades Que Te Gusten

Incluso el mismo Supermán acabaría harto de hacer cosas que no le gustasen. ¡Y nosotros no vamos a ser más que él! Por eso la clave es clara: busca el tipo de entrenamiento que más te guste para que así puedas persistir en él sin que haya luego lugar a excusas del tipo «¡es que esto a mi me aburre!» o «¡estos ejercicios no están hechos para mí!». A día de hoy, tanto en los gimnasios como fuera de ellos hay una oferta muy amplia y variada de ejercicios, unos más movidos, otros más intensos, más musculares, más de agilidad…

De lo que se trata es de que busques, pruebes, compares y elijas lo mejor. Lo mejor para ti, porque sólo así sacarás el máximo provecho a ese tiempo que dediques al ejercicio. Si lo haces así verás como todo lo que te llega después es bueno. No puede ser de otra forma porque, en vez de ver la práctica del ejercicio como una obligación la verás como un momento del día que te reservas para disfrutar.