Cuando se habla de entrenamiento, se habla de fuerza, de musculatura, de series y repeticiones, de la composición de los músculos, de fibras rojas o blancas… Pero, aunque todo eso es muy importante, hay un factor que no lo es menos y que muchas veces se deja de lado: el sistema nervioso.

El sistema nervioso juega un papel muy importante en el funcionamiento de la musculatura porque es él el que manda la orden de que los músculos se contraigan. Y lo hace a través de la corriente eléctrica. La intensidad de esa corriente es la que determina la cantidad de fibras que se contraen en cada movimiento y, por tanto, la fuerza de dicha contracción. Para actuar sobre este sistema hay que entrenar con cargas muy altas y pocas repeticiones, cuatro como mucho. De esta manera se desarrollan sus funciones para diversificar más la señal y, como ya mencionamos, contraer más fibras.

Por eso tan recomendable trabajar la fuerza, para desarrollar la relación de inervación de cada músculo, de forma que en posteriores entrenamientos sea mayor el número de fibras hipertrofiadas. Así, una vez cada quince días o en una de cada cuatro sesiones convendría realizar series cortas, sobre todo al principio de la sesión y siempre con ayuda para evitar lesiones. Por ejemplo, el día de pecho puedes iniciar tu rutina haciendo 5 series de 4 repeticiones en «press con barra en banco plano», levantando un peso elevado y pidiéndole a alguien del gimnasio que esté pendiente de ti.